jueves, diciembre 30

Observaciones

Por ser mi primer escrito en este hermoso blog, y con la intención de que mis futuras letras vuelvan a ser leídas por vuestra persona, es que trataré de ser breve y dejarme de obstáculos lacónicos en mi escritura. Lo siento, esquivo el tema.
El punto grueso en esta cosa, es que voy a relatar un suceso extraordinario que me ocurrió el dia de ayer.

Esperaba a mi novia sentado en un banco frente a unos juegos infantiles de esos multicolores y con formas circulares y bastante llenos de tubos y rejas pseudo inocentes, en el parque los dominicos (a pasos de la antigua iglesia que carga con el mismo nombre), con un canasto lleno de cosas ricas para comer (lease bebidas, sandwichs recién comprados en el subway y unas papas lays de las azules), una versión pequeña y linda del principito que un amigo me regaló sorpresivamente el díad e navidad y mi bolsito verde algo agringado que utilizo constantemente para trasnportar mis chucherias. La verdad, es que la tranquilidad del lugar, a pesar de unos cuantos niños pequeñisimos que subían y bajaban la increíble fortaleza que parecían los juegos ante sus ojos, me estaba adormeciendo poco a poco, lo cual nublaba las letras del mágico principito y ahogaba mis fuerzas para seguir erguido en aquella banca.

Bueno, exactamente no sé que más decirles, a parte que de improviso, apareció un perro frente a mi que me pedía agua. El muy estupido me lamía la pierna y me decía ¡Quiero agua, quiero agua! y yo le respondía: NIñote como se te ocurre que te voy a dar agua si no tengo, por lo demás, eres un perro bastante mal educado ¿Con qué derecho me lames la pierna, si ni siquiera te conozco? No, no, no, te hablo en serio si te digo que no soy fácil-. Pero el perro no entedía y seguía vociferando sus enormes ganas de que le diera agua. No paraba de hablar el muy patudo.
Ya me estaba pareciendo raro que un perro me pidiera agua, si generalmente los perros piden comida, ¿pero agua? impresionante. ¿A qué ha llegado el mundo hoy en dia que hay que darle agua a los perros?¿que vendrá después?¿Militares pidiendo perdón? Nadie sabe, nadie sabe.
El asunto es, que después de 20 minutos, me cansé de tener un perro patudo y raro frente a mí, aunque debo admitir que me agradaba el tono de su voz, era cálida y elegante, no cómo otros perros que son, o muy agudos o muy roncos y poderosos. Tomé al perro, que a todo esto era uno de esos pastor alemán en versión cachorra, y lo llevé a un bebedero para humanos. El me dió las gracias y dijo: Yo sé como sacar agua, día a día los veo haciendolo y no voy a poder aprenderlo. Andate, reitero mis agradecimientos, adios.
Me despedí y volví a mi banca. ¿Qué raro no?